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HISTORIA DE LA JUNTA ECLESIÁSTICA ARGENTINA
Dr. Héctor J. Tanzi 1
1 Conferencia pronunciada el 11 de junio de 2012 al concluir la Asamblea de la Junta de Historia Eclesiástica Argentina. Es miembro de número de la institución. 
La Junta cumple 70 años de vida, y vamos a recordar los aspectos esenciales que vienen a nuestra memoria o nos han quedado de lecturas, sobre sus orígenes, su labor, sus miembros  y directivos.

Los estudios de historia sobre la actividad institucional de la Iglesia Católica y los referidos a la actuación de sus miembros, dentro y fuera del ámbito eclesial, siempre fue motivo de interés por los historiadores y los intelectuales. Es que este aspecto del pasado estuvo y está estrechamente vinculado con  la problemática social, tanto del período hispano como del patrio.

En el período hispano la Iglesia Católica fue parte del Estado y sólo con el advenimiento de los gobiernos patrios y fruto de las ideas que venían desarrollándose en Europa, se fue avanzando en una forma de separación que tibiamente aparece en la Constitución política de 1853. Pero la ideología laicista o separatista de Iglesia y Estado, se afirmó a partir de las controversias de 1880.  La época contemporánea ha quedado influenciada por este pasado, y dio lugar al interés despertado en modernos cultores de su historia.
Sin embargo faltaba una institución cultural que orientara, ordenara y destacara la proyección histórica de estos estudios. Fue Monseñor José A. Verdaguer, primer obispo de Mendoza, quien propuso y logró que la Conferencia Episcopal Argentina, estableciera en la asamblea realizada en noviembre de 1938, la formación de una Junta de Historia Eclesiástica para fomentar el estudio de la historia de la Iglesia en la Argentina, y que tuviera a su cargo la conservación de los monumentos y objetos religiosos antiguos.
La propuesta se hizo efectiva con la creación de un Comité que debía organizar dicha junta y preparar sus estatutos, y que integraron Monseñor Nicolás Fasolino, entonces obispo de Santa Fe (luego su arzobispo y más luego cardenal), los presbíteros Manuel J. Sanguinetti, párroco de San Pedro González Telmo y el sacerdote jesuita Guillermo Furlong.

Poco después, el 11 de junio de 1942, la Junta de Historia Eclesiástica Argentina quedó establecida por decisión del Arzobispo de Buenos Aires, cardenal Santiago Luis Copello.

El 6 de julio del mismo año, quedaba constituida su primera Comisión Directiva: presidente Monseñor Nicolás Fasolino, el vicepresidente, Guillermo Furlong, el secretario el P. Francisco C. Actis y los demás integrantes: presbíteros Sanguinetti,  Carlos Ruiz Santana, Miguel A. Vergara, Julio C. Vera Vallejo, Alfonso Hernández y frailes Buenaventura Oro, franciscano, Jacinto Carrasco, dominico (a cargo de las publicaciones),  y el jesuita Pedro Grenón.
Monseñor Nicolás Fasolino
Como un instituto de este tipo no podía prescindir de los laicos dedicados a la historia de la Iglesia, a poco se incorporaron Adolfo M. Diaz, Enrique Udaondo, César B. Pérez Colman, Mario J. Buschiazzo, José Torre Revello y Vicente D. Sierra.

La Junta tenía por misión fundamental el estudio y la difusión de la obra realizada por la Iglesia Católica, asesorar a la Conferencia Episcopal en las consultas que se formularan y cooperar en la conservación y valoración de los monumentos y objetos artísticos religiosos.

Vicente D. Sierra
En la primera asamblea realizada en Córdoba el 17 de enero de 1943, se incorporaron los nuevos socios laicos  y otros religiosos, y quedó establecida una Subcomisión de Publicaciones que tendría a su cargo la revista ARCHIVUM, que sería el órgano de la Junta, y que integraban fray Carrasco, Actis, los laicos Diaz y Sierra y los sacerdotes Furlong y Avelino I. Gómez Ferreyra, jesuitas. En 1943 salieron los primeros dos números de esta publicación, y al año siguiente otros dos.

Para el nuevo período ocupó la presidencia de la Junta Mons. Tomás J. Solari, en ese momento Obispo Auxiliar y Vicario General de la Arquidiócesis primada, mientras el P. Furlong continuaba como vicepresidente y el Dr. Diaz ocupaba la secretaría. 2

Los estatutos, periódicamente modernizados y que debe aprobar la Conferencia Episcopal, establecen los requisitos para ser miembros de la Junta, la organización de su Comisión Directiva, integrada por un presidente, cuya designación corresponde a la Conferencia Episcopal,  y diez vocales que duran 3 años y que elige la Asamblea General Ordinaria.

El Reglamento se refiere a las funciones y atribuciones de la Junta, tipo de reuniones, funciones de las autoridades, sesiones, biblioteca, archivo y revista.

La Junta publicó un número de "Archivum" en 1945,  a cargo del P. Avelino Gómez Ferreyra, S.J. Pero desde entonces la actividad disminuyó. Sólo en 1959 se logró continuar con su publicación.

Una nueva Comisión se había constituído, retornando Monseñor Fasolino a la presidencia, con José Torre Revello como vicepresidente y el fraile Leopoldo Palacio como secretario. El P. Furlong estaba a cargo de las publicaciones.

En 1960 se hizo cargo de la Junta otro gran historiador argentino, Vicente D. Sierra, autor de "El sentido misional de la conquista de América" y de otros trabajos de gran repercusión, que culminaron con su monumental Historia Argentina, prevista en once tomos, aunque los últimos no llegaron a completarse, cuyo contenido documental lo ubicaron entre los principales historiadores nacionales. Los aportes eruditos de Sierra, estaban forjados en su sentimiento de la patria y en sus tradiciones cristianas.

A Sierra lo secundaron el P. Palacio como secretario y el P. Furlong en las publicaciones.
En este período de Sierra, se festejó el Centenario de la Revolución de Mayo (1960) y numerosas publicaciones vieron la luz para recordar este proceso. "Archivum", que desde el número de 1945  había detenido su aparición, reinició su publicación a partir de 1959 con regularidad hasta 1969 (10 números), y dedicó dos tomos extraordinarios a los sucesos de mayo de 1810, todo de excelente contenido, con artículos de significación, originales y sumamente documentados que se transformaron en una fuente bibliográfica esencial.
A Sierra lo reemplazó el Dr. Guillermo Gallardo, elegido el 23 de mayo de 1966,  historiador destacado por sus artículos y trabajos de singular relieve, como lo fue "La política religiosa de Rivadavia" (1963). Durante tres períodos ocupó la presidencia, acompañado en la vicepresidente por el canónigo Ludovico García de Loydi. Contó con el apoyo de un activo secretario y gran historiador, fray José Brunet, de la orden mercedaria, quien durante más de 15 años fue un factor esencial en la vida de la Junta. El P. Furlong siguió a cargo de las publicaciones con la colaboración del profesor Enrique Mario Mayochi.
Enrique Mario Mayochi
En esta presidencia, se incentivó la preocupación por la conservación del patrimonio histórico de la Iglesia y la revista "Archivum" continuó con su aparición anual. Pero además,  Gallardo debió tomar parte en una cuestión planteada por el presidente de la Comisión de Estudios de Historia de la Iglesia en América Latina, Dr. Enrique Dussel (CEHILA). Esta Comisión estaba encargada de publicar una Historia de la Iglesia, celebró varias reuniones en distintos países de América, estableció las pautas de la edición pero no pidió la colaboración de la Junta, sino cuando el plan estaba aprobado, comunicando tal decisión a la Junta por nota del 22 de marzo de 1973. Analizada dicha presentación por la Comisión Directiva de la Junta, su presidente contestó la nota con otra del 24 de abril, donde señalaba que la invitación causaba sorpresa, puesto que la Junta nunca había sido convocada a colaborar en las reuniones en que se dieron las bases de la iniciativa, a pesar que Dussel no desconocía la existencia y la labor de la Junta. Pero ya establecidas estas bases, se manifestaba que la Junta no compartía el plan propuesto, ni las divisiones periódicas establecidas. Por lo tanto considerando inaceptable el tardío ofrecimiento de colaboración en esa Historia general, y estando en desacuerdo con el criterio sectario que la inspiraba, rechazaba el ofrecimiento.

Otras asociaciones americanas también se opusieron a la posición de la Comisión. La Academia colombiana de historia eclesiástica, por ejemplo, sostuvo que el proyecto suscitaba desconfianza en cuanto a la imparcialidad del relato que se pretendía desarrollar, orientada en definiciones históricas futuras  reñidas con la finalidad científica de la investigación histórica, y cuyas bases señalaban prejuicios y descripciones propios de la dialéctica marxista.

Este proyecto de historia de la Iglesia en América Latina, fue considerado inaceptable y contrario con el método científico que deben caracterizar a los estudios históricos.

En 1975 fue elegido presidente el sacerdote dominico y laborioso historiador, fray Rubén González, quien estuvo al frente de la Junta hasta 1981.

La Junta mantuvo su actividad y, a pesar de la falta de medios, la revista "Archivum" logró publicar dos números.

En 1981 lo reemplazó Juan Carlos Zuretti, que se venía desempeñando como vicepresidente con fray González. Ocupó el cargo durante tres períodos hasta 1990. Las ediciones de su Historia de la Iglesia Argentina constituyen un compendio de excepcional calidad para repasar integralmente este aspecto de la historia nacional, que logra actualidad con la edición de 1972 impresa por Itinerarium, de la "Nueva historia eclesiástica Argentina" que abarca desde el Concilio de Trento hasta el Vaticano Segundo. Esta obra constituye una síntesis asombrosa y al mismo tiempo erudita, sólo posible por el amplio saber de su autor.

Se intentó una mayor presencia de la Junta en la actividad histórica, participando sus miembros en congresos y reuniones con trabajos especiales. En 1983 los miembros Jorge María Ramallo, Néstor Auza, Adolfo Luis Ribera y Enrique Mario Mayochi dictaron un curso  en la Facultad de Filosofía y Letras de la U.C.A  titulado "Presencia de la Iglesia en la Argentina del siglo XIX".
Alberto S. J. De Paula
Se encaró la realización de sesiones públicas, previstas para luego de celebradas las reuniones de la Comisión Directiva, en donde un miembro analizaría un tema durante una media hora. Pero este interesante ejemplo no logró tener continuidad.

El P. Brunet debió renunciar a la secretaría en 1982 para hacerse cargo del Convento mercedario de Santiago del Estero y pasar luego a Roma. El Padre Brunet fallecería el 28 de septiembre de 1992, dejando el recuerdo de su obra histórica y de una larga y eficiente labor en la Junta. Lo reemplazó primero el profesor Auza y luego el arquitecto Alberto S. J. De Paula.
En 1990 la Conferencia Episcopal, eligió al profesor Jorge María Ramallo para la presidencia de la Junta. Historiador destacado, de larga experiencia docente en el aula y en el ministerio de Educación. Encaró un plan de actividades ambicioso. En primer lugar, la realización de jornadas de historia eclesiástica. También se creó un Seminario de Estudios de historia de la Iglesia, como órgano académico de la Junta para realizar estudios e investigaciones sobre la historia de la Iglesia y la historiografía eclesiástica argentina. En otro aspecto, el arquitecto De Paula se encargó de organizar la biblioteca de la Junta y su archivo.

Las Primeras Jornadas de Historia Eclesiástica se realizaron entre el 11 y el 13 de junio de 1992. Coincidían con el medio siglo de vida de la Junta y con el Vº Centenario del descubrimiento y evangelización de América. Las Jornadas revelaron el interés de los estudiosos por la historia eclesiástica, abarcaron un amplio temario y cubrieron las espectativas que se pusieron en ellas. El éxito alcanzado justificaría que se continuara con este tipo de reuniones.

Un delicado y triste problema familiar llevó al profesor Ramallo a renunciar a la presidencia a fines de 1992. Lo reemplazó el vicepresidente profesor Carlos María Gelly y Obes, quien fue confirmado por la Conferencia Episcopal en la Asamblea realizada en 1994; se desempeñó hasta 1997.
En este período la revista "Archivum" adquiere  regularidad anual. Además se inicia la publicación de una Colección de grandes figuras del catolicismo, dirigida por el profesor Ramallo. Los primeros 5 volúmenes fueron presentados en 1994 en un acto realizado en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Católica Argentina. Trataban de las vidas y labor del Canónigo Saturnino Segurola, de fray Mamerto Esquiú, de Monseñor Roberto José Tavella, de la madre Camila de San José Rolón y de José Manuel Estrada, trabajos preparados por los miembros de la Junta, Ludovico García de Loydi, Efraían U. Bischoff, Luis Oscar Colmenares, Héctor Luis Piccinali y Héctor José Tanzi. Luego vendrían otros volúmenes dedicados al padre Luis María Etcheverry Boneo, a Francisco de Victoria, y a los Monseñores Miguel Ángel Vergara y Federico Aneiros.

El 27 de mayo de 1994 la Junta realizó un homenaje al P. Furlong en salones de la Parroquia de La Merced. Se cumplían 20 años de su fallecimiento (que fue en 1974). Furlong no sólo había sido uno de los más importantes historiadores argentinos, sino que fue un activo y permanente colaborador de la Junta desde su creación. Vicepresidente en varias ocasiones y director de Archivum durante varios años.

También se presentó un libro del P. Furlong, investigación inédita y dedicada a fray Francisco de Paula Castañeda. En el acto académico hablaron sobre la personalidad de Furlong y su obra, el presidente de la Junta, Gelly y Obes, el arquitecto De Paula y el profesor Mayochi.

Precisamente el Prof. Enrique Mayochi fue elegido presidente de la Junta en la Asamblea reunida el 28 de noviembre de 1997. Se desempeñó en dos períodos, hasta el año 2003.

Por entonces continuaron celebrándose con éxito las Jornadas de Historia Eclesiástica, y la revista Archivum mantuvo su regularidad anual. En el 2002 la Junta editó el índice de los números I  al  XX de esta publicación, en un trabajo muy completo que indica el material publicado en cada número y dos índices, por materia y por autores. La compilación estuvo a cargo de los señores Carlos H. Artaza y Horacio V. Zabala, y resulta un apoyo bibliográfico de excelencia para el estudioso que quiera buscar el material aparecido en esta publicación.

Con el fin de incentivar el estudio de la historia eclesiástica y crear vocaciones interesadas, la Junta propuso a la Conferencia Episcopal Argentina, que en cada diócesis se crearan comisiones de historia eclesiástica, y se estableciera el cargo de cronista diocesano para  registrar los hechos de la diócesis de interés para su historia, alentaran la conservación y valorización de los archivos diocesanos y parroquiales y pidieran a las Órdenes y Congregaciones religiosas la apertura de  archivos y su ordenamiento para el  conocimiento de sus obras apostólicas.

En el año 2003 fue elegido presidente el arquitecto Alberto De Paula, no sólo antiguo colaborador de la Junta y miembro de sus distintas comisiones, sino estudioso de la arquitectura religiosa en particular y docente y miembro del Instituto de Historia de la Arquitectura de la Facultad de Arquitectura.

En este tramo, se llamó a concurso para la biografía de una figura relevante de la Iglesia, que incrementaría la colección de Grandes Figuras del Catolicismo. Formado el jurado, el premio fue adjudicado al trabajo sobre la vida y obra del historiador salesiano, Cayetano Bruno, que preparó el coronel José Luis Picciuolo, miembro de número de la Junta.
El sorpresivo fallecimiento de De Paula, ocurrido el 10 de mayo de 2008, privó a la Junta de un miembro selecto. Debió reemplazarlo el vicepresidente, por entonces, el Presbítero Luis Alberto Lahitou, quien completó el período y luego fue confirmado  por la Conferencia Episcopal.

  Entre las actividades de este período, en 2009 la Junta publicó un libro dedicado al P. Guillermo Furlong, donde se recogieron variados textos biográficos que dejó al fallecer: apuntes, hojas sueltas, borradores, artículos incompletos, documentos que se publicaron con la coordinación del profesor Mayochi.
Pbro. Luis Alberto Lahitou
Entre las actividades de este período, en 2009 la Junta publicó un libro dedicado al P. Guillermo Furlong, donde se recogieron variados textos biográficos que dejó al fallecer: apuntes, hojas sueltas, borradores, artículos incompletos, documentos que se publicaron con la coordinación del profesor Mayochi.

Además, en un acto académico, se recordó el 75º aniversario del XXXII Congreso Eucarístico Internacional, celebrado en Buenos Aires en 1934, y que tuvo reconocido éxito. En el acto, el P. Lahitou se refirió a los congresos eucarísticos; el Dr. Néstor Tomás Auza comentó el Congreso y sus alcances; el señor Roberto Elissalde recreó la sociedad y la cultura de aquella época. Clausuró el acto Monseñor Enrique Eguía Seguí, secretario de la Conferencia Episcopal Argentina.

Estaba previsto para el 17 de noviembre de 2011 realizar en el salón del Museo del Banco de la Provincia de Buenos Aires, ubicado en la calle Sarmiento 362,  muy próximo al Convento de la Merced, sede de la Junta, un acto para recordar los 200 años del fallecimiento del Pbro. Manuel Alberti, miembro de la primera Junta de Gobierno de 1810, y recordar al arquitecto De Paula. Desgraciadamente la enfermedad del P. Lahitou y otras circunstancias impidieron el acto. El P. Lahitou falleció en febrero de 2012.
Asumió provisionalmente el vicepresidente, Dr. Abelardo Levaggi.
La Conferencia Episcopal, ha elegido para un nuevo período que se inicia en 2012, al Pbro. Ernesto Salvia.
LA REVISTA ARCHIVUM
Por su parte, la revista "Archivum" ha llegado en 2010 a publicar el número XXVIII y está próximo a aparecer el XXIX.  Esta publicación quedó, en sus comienzos, a cargo de una comisión, luego los PP. Carrasco y Gómez Ferreyra la dirigieron;  el P. Furlong, al que se unió más tarde el profesor Mayochi, fueron por largo tiempo sus directores; más recientemente se hizo cargo  el P. Ernesto Salvia y luego el propio P. Lahitou con el Dr. Héctor J. Tanzi.

EL  BOLETÍN  INFORMATIVO
La Junta se ha venido comunicando desde sus comienzos con un Boletín periódico, donde se dio cuenta de la actividad del Instituto y la de sus miembros. En sus comienzos el Boletín fue dirigido y redactado por el P. Brunet y nació cuando asumió como secretario en 1966. Tuvo apariciones periódicas, alcanzando 2 números por año, pero espaciándose últimamente. En sus comienzos se enviaba por la secretaría de la Junta, pero a partir del nº 28 de enero de 1998,  la Agencia de Información Católica (AICA) se hizo cargo de su distribución.

LAS JORNADAS DE LA JUNTA
Uno de los grandes logros de la Junta, fue la periódica reunión de Jornadas de Historia Eclesiástica Argentina. Desde las primeras, ya recordadas en 1992, siguieron otras reunidas en recintos del Convento Grande de San Ramón, calle Reconquista 269 y salones del Archivo y Museo Histórico del Banco de la Provincia, Sarmiento 364. Las Segundas Jornadas se concretaron en junio de 1996. Luego vinieron las Terceras Jornadas en agosto de 1998, las Cuartas en octubre de 2000, las Quintas Jornadas en junio de 2003, las Sextas en junio de 2006 y las Séptimas realizadas en junio de 2010.

El esfuerzo ha sido enorme, pero no en vano, pues la reiterada presencia de historiadores que se ha ido incluso renovando en cada Jornada, y los trabajos presentados, que se fueron publicando en la revista Archivum, han dado la prueba del interés que despierta esta especialización. Los temas abarcaron en todas las ocasiones aspectos nacionales y locales, del ámbito americano e hispano. Las propuestas incluían investigaciones sobre la labor pastoral, la acción docente de la Iglesia, la vida religiosa, la actuación de los laicos, la historiografía.
Pero además, a partir de las Sextas Jornadas de 2006 inclusive, se agregó una comisión especial dedicada a los Archivos Eclesiásticos, que coordinó la Lic. Inés Farías, del archivo franciscano de Río Cuarto. Se presentaron interesantes trabajos, que han permitido atender y llamar la atención sobre  la importancia de la nueva temática.

CONCLUSIONES
En estos 70 años la interpretación de la historia de la Iglesia ha evolucionado hacia interesantes horizontes. La Junta no fue ajena a este proceso. Es más, lo fomentó a través de sus publicaciones y la actuación intelectual de muchos de sus integrantes.
De la historia centrada en la vida y obra de obispos y sacerdotes, actuación del clero y órdenes y congregaciones religiosas y su pastoral, que fue la tendencia frecuente en la historiografía clásica, se ha  orientado al estudio de la formación del clero, sus conflictos internos y parroquiales,  la relación de la Iglesia con la sociedad, la catequesis realizada, el reclutamiento en los seminarios y entre los religiosos, la vida conventual, la característica de los catecismos utilizados, la actividad de los laicos, la administración de sacramentos, o peculiares investigaciones sobre capellanías y censos que fueron  importante fuente económica del sacerdocio. Estos nuevos enfoques, quizá más limitados en el tiempo histórico, sin embargo resultaron originales y profundos, y han enriquecido y encauzado la historia eclesiástica a ámbitos desconocidos o poco explorados.

De cualquier manera quienes seguimos de cerca el desarrollo de la historiografía, advertimos que son frecuentes las obras que tratan de estudiar el proceso histórico integral, y que olvidan, quizá tendenciosamente, la importancia de la Iglesia en estos procesos, sin advertir que dejan un blanco que no permitirá la interpretación total. Obras que se extienden en cuestiones insignificantes, pero desconocen la espiritualidad popular y su trascendencia histórica.

Posiblemente, en los años que sigan,  la Junta tenga mucho que hacer en la orientación y modernización de la historia eclesiástica como parte esencial de la historia total.

Esa es su misión.


2 Cf. Archivum, I, cuaderno 1, enero-junio de 1943.
Antecedentes a su creación

El Episcopado Argentino, reunido en Buenos Aires, por decreto del 14 de octubre de 1914, dispuso el establecimiento de
un plan de enseñanza religiosa que abarcase todas las instancias de la educación primaria y secundaria. En el segundo nivel de
la enseñanza, estableció que los alumnos deberían recibir conocimientos de Historia de la Iglesia.
Esta fue la primera ocasión en que el episcopado de nuestro país, de manera explícita, estableció la necesidad de
difundir la historia de la Iglesia.
Para responder a las necesidades de ese curso, y dado que ningún autor a los que consultó se atrevió a emprender esa
tarea, Mons. Abel Bazán y Bustos, obispo de Paraná, publicó, en 1915, sus “Nociones de Historia Eclesiástica Argentina”
destinado a los alumnos de los colegios secundarios, que de conformidad con el antedicho plan debían estudiar esa materia.
Los trabajos precursores de Rómulo Carbia, del R. P. Antonio Larrouy, del Pbro. José Ignacio Yani, etc. dieron
comienzo a una riquísima tarea de investigación que floreció en la vasta producción del R. P. Guillermo Furlong s j, de Mons.
Pablo Cabrera y de otros investigadores del pasado argentino.
Mons. José Aníbal Verdaguer (1877-1940) dio a luz en 1931 su Historia Eclesiástica de Cuyo animado por su obispo,
Mons. José Américo Orzali, quien, en el prólogo, define a la Historia como “el lazo de unión que establece entre las pasadas
generaciones y las presentes... despertando con cariño y especial interés nuestra religiosidad y patriotismo”.